domingo, 11 de enero de 2015

22/08/2003







 Desde que te conozco me he caricaturizado. He deformado mis virtudes hasta convertirlos en sucios defectos.
¿Por qué he de equivocarme siempre de boca? Has acabado conmigo. Ya no sé que soy y la mayor parte del tiempo ni siquiera sé lo que siento.Todas las más de las veces me doy asco. Ya puedes colgarte tu linda medalla, has ganado, has corrompido a un ser humano... ¡ Enhorabuena!

¡Maldito, maldito seas! Pero peor es lo mío, que me he desfigurado en tus manos. Sólo soy un títere. Toda la vida temiendo enamorarme... y cuando lo hago me derramo.
Y luego lo húmedo que eres, ese sexo ardiente que proclamas, que promueves. Paseándote alegremente entre mis sentimientos, dando patadas. Condenando al olvido todo aquello de mi que no quieres.. Tanto, tanto has vaciado mi nevera que sólo ha quedado de mi un conejo oscuro en la despensa olvidado hasta que vuelves para humedecerlo y seguir con tus alardes.

Todo lo demás que hay en mi lo desechaste. ¿Sabes? Todo eso de mi que no te interesa es lo mejor de mi. Nunca sabrás hasta que punto no me conoces.

Te crees que todo el mundo es como tú, auto suficiente, bárbaro y tan seguro de ti mismo. Lo siento, búscate una diosa fría que baile bajo luces de colores sin esconderse en lo oscuro. Te acercaste a la mujer equivocada. Sólo usas tu fuerza para hacerme sentir frágil y despreciable. 
¿Tienes sentimientos? Pues si es así, debe ser que la combinación es imposible. A mi tus sentimientos me son desconocidos, tú mismo eres un desconocido.

Te apoyas en que siempre estoy esperándote, en que siempre me encuentras donde quieres. Enganchada a ti. Sin filtros, sin redención.  Has asesinado mi auto estima. Ante mi falta total de confianza, todo me parece mejor y más fuerte. Me has traído la muerte ne un bandeja de plata. Sólo queda un espejismo, siempre esperándote. Siempre detrás de todo lo demás.

¿ Alguna vez he sido lo más importante para ti? Por encima de todo, de todos. NO. Pues perdona, tú para mi si.

Y si, soy débil, has traído con tu bestialidad a esa niña temblorosa, herida y hábilmente cruel, a veces. Araño tu estudiada presencia porque me estoy hundiendo. Pero si he de ser un mero boceto, me llevaré algo de ti, te joderé dónde más te duele. Sólo como recompensa a todo lo que has sacado de mi y que si sigo en ti, no voy a recuperar.

Y aún así te quiero. ¡Qué imbécil soy!
 El cuarto de hora se escapa y sigues sin aparecer... ¡qué miserable, qué miserable soy! Vendrás y volveré a abrirte la puerta , no soy capaz de cerrártela en las narices   y que vayas a meterla en tus otras putas, esas que como a mi, tienes para jugar, para dar lustre a tu ego... a tu comentada y repetida potencia sexual.   

Abrigos de tela rota en inviernos que me cortaran mil días más.