jueves, 30 de julio de 2015
Antes de abrazarme...
Y que un amigo te recuerde una madrugada aquello de : "Antes de rendirnos fuimos eternos..." y romper a llorar.
¡Qué lejos de todo y de todos estoy! ¡Qué perdida, que jodidamente sola!
Tan insegura como estaba, me creé una ilusión de seguridad que ahora me ahoga. No sabía lo muerta que estaría, ni idea de lo mucho que echaría en falta aquellos días.
Todo es chispa yerta. ¡Qué harta estoy de fingir respirar!
Noches como esta en la que tiemblo y me acerco peligrosamente a la ventana. Noches en las que la muerte se ha puesto el traje de puta y yo me muero de ganas de follármela... A fondo, por el culo y sin amor.
La inocencia que se fue por el water. El dolor que me cosió a la melancolía.
¿Cuántas veces más voy a tener que envejecer de golpe?
Suspender relaciones, dejar de hablar con cualquiera... Me rompo.
Este cuerpo habitado por monstruos. La habitación llena de sangre y las heridas masticando amaneceres y ojalas.
No tengo ilusión por nada. Hasta el vacío picó espuelas, hasta la naúsea se burla de mí.
Hay quien no debió nacer y sin embargo mírame aquí empobreciendo el mundo. Mírame cargando con una sensibilidad que ni siquiera merezco. Arcadas como puños, como alquileres impagados.
Tan cruel que soy...
Tan poco.
No se puede amar a quien no es nada. Queréis a un espejismo, sólo veis lo que señalo. Lo peor de mi vive en un frasco y cuando se desborda hasta yo decrezco. Sale a la luna mi esqueleto, la columna vertebral que sostiene este desastre. Toda la mierda que guardo, que escondo...
Y que miento tan bien que hasta me engaño a mi misma, pero no, aquí no hay nadie.
Me cuesta creer que alguien me quiera. Ni lo merezco, ni lo espero. Me sorprende.
Inagotable, fiel a los círculos viciosos. Al final vuelvo a la frase de siempre: "No sé porqué ni cómo me perdono la vida cada día."
Prefiero reventar a seguir viviendo.
Podría llorar más pero no sirve de nada.
Algunas madrugadas me hiere lo incomprensible y siento tan pequeña como una niña medio muerta que debió pasar diez segundos más sin oxígeno.
Y ahora a poner la sonrisa de no doler a los que me duelen. ¡Qué asco de personas! ¡Y qué hondo me llegan las hijas de puta!
Este verano va a acabar conmigo, con los pocos restos que están escribiendo esto.
Siempre es mejor estar lejos de mi. Por eso me fui yo.
(La primera frase entrecomillada es de Ismael Serrano; la segunda de Miguel Hernández.)
miércoles, 29 de julio de 2015
Vale más tu boca que cien mundos.
De tantos
precipicios, se nos queda la boca llena de aristas.
De tantos amaneceres
rotos, algodón de azúcar inconsciente.
No sabemos contar
hasta dos.
Y la memoria se ceba
con nosotros.
Para vivir nos
faltan días y sin embargo malgastamos instantes.
Mortales,
predecibles y prescindibles.
Y nada nos gusta más
que pender de un hilo.
Y nada nos jode más
que perder bocado.
Yo, permanente.
Me quedo en un
rincón
acurrucada en tu
boca.
Yo, colocón y
ganas.
Me quedo en tu
mordisco
en tu polla
en la religión
única de follarte.
Y al mundo
aguarrás a
cucharadas.
Me quedo en el
brillo
de dos cuerpos
sudando.
(Arte en bucle los
pecados de tus dedos)
martes, 7 de julio de 2015
Estigmas.
Y que de repente en la radio pongan November rain... Y qué fue de los otoños que te comían la boca, que follaban mejor después de cuatro rayas y cien mil guitarreos.
Creo que la locura me canta, quier verme volver a los precipicios que amé. Y masturbarme la vida soñando con Axl Rose.
La chica cósmica o yo qué sé!
La tarde pasa, me aburro, juego con los símbolos y escribo idioteces en todos los espejos.
Esta voz de domingo, la canción que me agarra del pecho y me hace convulsa. Una jadeante musa que se mira de reojo y piensa que: "Escupiré sobre vuestra tumba" y baila descalza y en bragas por debajo del hastío.
Carteles de Sold out y la nevera llena y el corazón vacío.
No me veo siendo adulta y quizás por eso juego mucho y adoro el caos y las mareas vivas. Sueño cada noche con casas en los árboles y tardes interminables con la lengua fuera, con la puesta de sol de cualquier verano clavada en mi.
Por eso me niego a mirarme al espejo.
Podría ser el suelo de cualquier ciudad, pero no, es el suelo de la ciudad que me pisa.
Y que estoy harta de su asfixiante presencia, de su puto aliento denso en la nuca. También me cansan las preguntas tontas, la pretensión de mejoras que no existen. Me arreglan mi vida sin mi. Porque yo no estoy porque nunca he venido.
Odio estos bares, las esquinas de cada calle. Nunca vine aquí, siempre me trajeron.
Así que no quiero salir, no quiero que juguéis más a Casandra conmigo.
Nadie sabe nada. Yo, sólo sé de la nada.
Unas alas para el ángel de fuego que las ha quemado. Una tentativa grotesca de calma, nocturno de caos y silencio. Al corazón le tocan tres cuerdas y se le rompen cuatro.
Maldigo la grandeza de quien me cree, quien juega a considerarme piel en bruto cuando sólo soy hojarasca. Enero acaba conmigo, la vida me da placebos. Fuegos artificiales de cartón en minas vacías.
Despejo mis noches con la luz que creéis verme.
A veces me pregunto si no habría sido mejor no existir. ¿Porqué, para qué vivir? Mi cabeza no funciona. Siempre voy a ser infeliz. Soy como un heroinómano, sin drogas no soy nada. Eso si, recetadas, legales y con siglas y papeles. TAS, TPM... Puta existencia inútil.
Pasan las horas en este reloj cansado de recordarme que otra noche más no hay sueños porque soy incapaz de dormir.
Y el cenicero lleno. Y la tele encendida.
La necesidad de gritar es acuciante, espesa.
¿Sabes que hoy he dormido mal?
Te lo cuento para que no te creas que las pastillas ayudan.. No he dejado de tiritar, temblar y vomitar en toda la noche.
Y los sueños inquietos y pastosos y a saltos.
Esta vida le da cien vueltas a la muerte.
La negrura gana.
Puede que sea yo la que pierda o puede que la negrura sea yo y entonces gano.
Escalofríos constantes viven en mi espalda y me vence la angustia que me provoca no vivir con ello.
La cumbre opuesta de la vida no es la muerte es el miedo.
Luz fría.
Demasiado temprano para llamar a esto día.
Tengo talco en la boca y mi piel está escrita.
Los balcones se convierten en autopistas para dejar las ciudades malditas.
Pasos que nacieron para morirse antes de tiempo, que como no encajan en el mundo, lo abandonan en autobuses tristes sin destino. Demasiado conscientes de si mismos, del mundo...
Vagan por las calles con el gesto cansado pero no destacan entre la multitud. Son los acrónimos huecos de otras personas llenas.
Caras b. Cromos que nadie quiere.
Ver llegar el invierno me oscurece. No soporto los días cortos ni tener que tomar café dentro y tener que fumarme un cigarro de pie, con prisas y los dedos congelados.
Es como si esta estación me fuera robando luz para hacerse fuerte.
Puede ser también que la triste sea yo y no el invierno.
Me dejo golpes de madera en cada marea que abandoné para unirme a este páramo.
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