lunes, 10 de agosto de 2015

Doble, por favor.



Mi instinto visceral
Y la luna.

Las veces que te comería 
las ventanas
abiertas...
los dedos 
crispando olas
maldiciendo.

El café  frío en la mesa.
Un reloj que se paró. 

Y a mí me quema
todo lo que no puedo decir.
Las palabras cosidas
las verdades.

La boca fría 
de estas puertas cerradas
de islas
de promesas rotas
de cristales intactos.
y la ducha llorando.

Soy atópica 
extrema
difícil...

Y eso que la mitad de las cosas
me las callo
y eso que
soy mártir 
de emociones sin techo.

Nadie, yo...
La utopía negra
La apoteosis de la duda.

¡Cuántas  clases!
¡Cuántos vasos!
Y la lira afónica 
del amanecer.

Y quererme tan poco...
Y que tampoco
le importe a nadie.

Agua
decepción 
y barriles de nada.

De este estertor
ni brota aire...
De aquel escenario 
ya me bajé.

Sutura...
Incomprensión 
el roto de mi pecho
los mil agujeros
de mi ropa vieja. 
La manía 
de vestirme como quiero
no limpiar ceniceros
y no dejar jamás 
que nadie 
me vea desnuda.

Mi cuerpo es la viruela
de mi alma.
Mi alma el vodka 
de mi cuerpo. 

No me subo a nada 
que me da vértigo. 

Sentirse querida
está sobrevalorado. 

Y vuelvo  a reír 
mientras me tiro del pelo
visito mis inexistentes arrugas
y juego a desvanecer estas canas. 

Subiendo, crisálida...

Me gusta  que me quieras
como si existiese.
Tal vez
la muerte
se fume mi tabaco.
Tal vez...
estas venas
las puntas
de mi pelo roto.

Soy la madrugada
con los dientes nuevos. 
Que no me entiendas
no quiere decir
que no palpite. 

Sólo  me queda una calada
un soplo
y los besos que te doy
sin que lo sepas.


jueves, 30 de julio de 2015

Antes de abrazarme...



Y que un amigo te recuerde una madrugada aquello de : "Antes de rendirnos fuimos eternos..." y romper a llorar.

¡Qué lejos de todo y de todos estoy! ¡Qué perdida, que jodidamente sola!

Tan insegura como estaba, me creé una ilusión de seguridad que ahora me ahoga. No sabía lo muerta que estaría, ni idea de lo mucho que echaría en falta aquellos días.

Todo es chispa yerta. ¡Qué harta estoy de fingir respirar!
Noches como esta en la que tiemblo y me acerco peligrosamente a la ventana. Noches en las que la muerte se ha puesto el traje de puta y yo me muero de ganas de follármela... A fondo, por el culo y sin amor.

La inocencia que se fue por el water. El dolor que me cosió a la melancolía.

¿Cuántas veces más voy a tener que envejecer de golpe?

Suspender relaciones, dejar de hablar con cualquiera... Me rompo.

Este cuerpo habitado por monstruos. La habitación llena de sangre y las heridas masticando amaneceres y ojalas.
No tengo ilusión por nada. Hasta el vacío picó espuelas, hasta la naúsea se burla de mí.

Hay quien no debió nacer y sin embargo mírame aquí empobreciendo el mundo. Mírame cargando con una sensibilidad que ni siquiera merezco. Arcadas como puños, como alquileres impagados.

Tan cruel que soy...
Tan poco.

No se puede amar a quien no es nada. Queréis a un espejismo, sólo veis lo que señalo. Lo peor de mi vive en un frasco y cuando se desborda hasta yo decrezco. Sale a la luna mi esqueleto, la columna vertebral que sostiene este desastre. Toda la mierda que guardo, que escondo...

Y que miento tan bien que hasta me engaño a mi misma, pero no, aquí no hay nadie.
Me cuesta creer que alguien me quiera. Ni lo merezco, ni lo espero. Me sorprende.

Inagotable, fiel a los círculos viciosos. Al final vuelvo a la frase de siempre: "No sé porqué ni cómo me perdono la vida cada día."

Prefiero reventar a seguir viviendo.
Podría llorar más pero no sirve de nada.

Algunas madrugadas me hiere lo incomprensible y siento tan pequeña como una niña medio muerta que debió pasar diez segundos más sin oxígeno.

Y ahora a poner la sonrisa de no doler a los que me duelen. ¡Qué asco de personas! ¡Y qué hondo me llegan las hijas de puta!

Este verano va a acabar conmigo, con los pocos restos que están escribiendo esto.
Siempre es mejor estar lejos de mi. Por eso me fui yo.


(La primera frase entrecomillada es de Ismael Serrano; la segunda de Miguel Hernández.)






miércoles, 29 de julio de 2015

Vale más tu boca que cien mundos.


De tantos precipicios, se nos queda la boca llena de aristas.

De tantos amaneceres rotos, algodón de azúcar inconsciente.

No sabemos contar hasta dos.

Y la memoria se ceba con nosotros.

Para vivir nos faltan días y sin embargo malgastamos instantes.

Mortales, predecibles y prescindibles.

Y nada nos gusta más que pender de un hilo.

Y nada nos jode más que perder bocado.



Yo, permanente.

Me quedo en un rincón

acurrucada en tu boca.


Yo, colocón y ganas.

Me quedo en tu mordisco

en tu polla

en la religión única de follarte.


Y al mundo

aguarrás a cucharadas.

Me quedo en el brillo

de dos cuerpos sudando.


(Arte en bucle los pecados de tus dedos)

martes, 7 de julio de 2015

Estigmas.



Y que de repente en la radio pongan November rain... Y qué fue de los otoños que te comían la boca, que follaban mejor después de cuatro rayas y cien mil guitarreos.
Creo que la locura me canta, quier verme volver a los precipicios que amé. Y masturbarme la vida soñando con Axl Rose.


La chica cósmica o yo qué sé!
La tarde pasa, me aburro, juego con los símbolos y escribo idioteces en todos los espejos.
Esta voz de domingo, la canción que me agarra del pecho y me hace convulsa. Una jadeante musa que se mira de reojo y piensa que: "Escupiré sobre vuestra tumba" y baila descalza y en bragas por debajo del hastío.
Carteles de Sold out y la nevera llena y el corazón vacío.



No me veo siendo adulta y quizás por eso juego mucho y adoro el caos y las mareas vivas. Sueño cada noche con casas en los árboles y tardes interminables con la lengua fuera, con la puesta de sol de cualquier verano clavada en mi.
Por eso me niego a mirarme al espejo.



Podría ser el suelo de cualquier ciudad, pero no, es el suelo de la ciudad que me pisa.
Y que estoy harta de su asfixiante presencia, de su puto aliento denso en la nuca. También me cansan las preguntas tontas, la pretensión de mejoras que no existen. Me arreglan mi vida sin mi. Porque yo no estoy porque nunca he venido.
Odio estos bares, las esquinas de cada calle. Nunca vine aquí, siempre me trajeron.
Así que no quiero salir, no quiero que juguéis más a Casandra conmigo.

Nadie sabe nada. Yo, sólo sé de la nada.



Unas alas para el ángel de fuego que las ha quemado. Una tentativa grotesca de calma, nocturno de caos y silencio. Al corazón le tocan tres cuerdas y se le rompen cuatro.

Maldigo la grandeza de quien me cree, quien juega a considerarme piel en bruto cuando sólo soy hojarasca. Enero acaba conmigo, la vida me da placebos. Fuegos artificiales de cartón en minas vacías.
Despejo mis noches con la luz que creéis verme.



A veces me pregunto si no habría sido mejor no existir. ¿Porqué, para qué vivir? Mi cabeza no funciona. Siempre voy a ser infeliz. Soy como un heroinómano, sin drogas no soy nada. Eso si, recetadas, legales y con siglas y papeles. TAS, TPM... Puta existencia inútil.



Pasan las horas en este reloj cansado de recordarme que otra noche más no hay sueños porque soy incapaz de dormir.

Y el cenicero lleno. Y la tele encendida.
La necesidad de gritar es acuciante, espesa.



¿Sabes que hoy he dormido mal?
Te lo cuento para que no te creas que las pastillas ayudan.. No he dejado de tiritar, temblar y vomitar en toda la noche.
Y los sueños inquietos y pastosos y a saltos.
Esta vida le da cien vueltas a la muerte.



La negrura gana.
Puede que sea yo la que pierda o puede que la negrura sea yo y entonces gano.
Escalofríos constantes viven en mi espalda y me vence la angustia que me provoca no vivir con ello.
La cumbre opuesta de la vida no es la muerte es el miedo.



Luz fría.
Demasiado temprano para llamar a esto día.
Tengo talco en la boca y mi piel está escrita.



Los balcones se convierten en autopistas para dejar las ciudades malditas.
Pasos que nacieron para morirse antes de tiempo, que como no encajan en el mundo, lo abandonan en autobuses tristes sin destino. Demasiado conscientes de si mismos, del mundo...
Vagan por las calles con el gesto cansado pero no destacan entre la multitud. Son los acrónimos huecos de otras personas llenas.
Caras b. Cromos que nadie quiere.




Ver llegar el invierno me oscurece. No soporto los días cortos ni tener que tomar café dentro y tener que fumarme un cigarro de pie, con prisas y los dedos congelados.
Es como si esta estación me fuera robando luz para hacerse fuerte.
Puede ser también que la triste sea yo y no el invierno.
Me dejo golpes de madera en cada marea que abandoné para unirme a este páramo.












domingo, 14 de junio de 2015

Todo debería explotar.







Como pasar de mí en tres sencillos pasos:

Es que, pensé...
Yo creía que...
Suponía que...

Y luego decirme que no es para ponerse así.



La soledad no es un invento de mi cabeza.
La siento en la piel
y me aprieta las entrañas
con grilletes de disculpa.

Habré de pedir perdón
por no entender
por creerme con derecho 
a que  me tomen en cuenta.

Algunas veces
me siento como un ogro.
Como si no se pudiese hablar conmigo.

¿Y sabes?
Ya no hablo tanto
porque estoy cansada
de que no me escuchen.

Mi destino tiene  boca de cueva
de animales
y luciérnagas perdiéndose 
en el bosque.

No quiero ser humana una vez más.

Harta de darme cabezazos contra lo mismo
de la incomprensión de un:
estate tranquila
no te enfades
no es para tanto...

Y para tampoco...
que me siento como la fruta
más barata del mercado.
Como la isla fea
sin árboles, sin luz
y sin nadie
que la visite.

La luz como abstracción del infinito.
Y me uno a los lobos
que ellos si saben
de mi lenguaje a aullidos
de mi dolor
de mi abandono.

Me tiño el pelo de colores
para que la vida gris
que me sustenta
se vea guapa.

Pierdo el tiempo
bailando con musarañas
y este mundo me cree loca
y con pocas posibilidades.

Porque yo sólo se escribir
y ni siquiera bien.

Quise pintar
pero mis torpes ademanes
no dan siquiera para flor.

Me gustaría poder ver de otra forma...
Algunas veces...
encajar un poco más
y pelearme un poco menos.

Nadie a mi lado comprende.

Días como pesadas cadenas
y este llanto seco
de lagrimas
que ya se niegan a hablar
por mi.

De fuego y dentelladas.
Nunca supe marcarme
un límite.

El sueño de volar...

Y la agonía de lo lejos
que me quedas.
No te siento ni te veo, corazón.

Porque yo a mi
ya no me tengo.
Lo que valía la pena de mi
huyó
con otra que la quisiera bien.

Yo bebo demasiado
y luego no me acuerdo
de como se decía te quiero.

Pálpito indiferente
de puertas a fuera
y que más quisiera yo
que ser
lo poco que queda de mi.

( La fiesta breve de la negación y la locura. La vertiente oscura del pacto de existir. )



martes, 2 de junio de 2015

Rolling baby.








Ojalá no sentirme sitiada. No ser la ciudad fortificada que parezco.

Y me gritarás por enésima vez que nada es para tanto y yo me sentiré una vez más pequeña. Siempre soy demasiado fría, demasiado de todo.

Borracha, malhablada... nunca se me puede llevar a ninguna parte. Perdone madre, por no ser su princesa.

A padre no le importó no conocerme. Perdón también porque me duela.

Estoy acabada. No soy nunca, que ando perdida a menudo, tengo miedo y no encajo.

No soy de contentar a nadie, digo lo que pienso y cuando no, me pongo tan roja que se me nota. Al final no llevo el traje adecuado en ninguna procesión.

Mujer de hombres baratos que me dejaron rabia, inutilidad y varios corazones tejidos con los restos. Por creerme tan poco, me hicieron menos. ¡Cuántos callejones no lloré!

The lost girl, jumping in the puddles. Always wet.

Todas las letras de canciones hablan de mi o si no las hago coincidir, las busco, las ato y las anudo tan fuerte a mi que son mi única columna vertebral.

Dicen que me vendo mal, pero no me vendo. Ni si quiera por un beso, ya me enseñó Judas que valen poco menos que 30 monedas de plata.

Tartamudeo, mezclo las letras y me importa una mierda, lo que entiendas, lo que quieras leer entre lineas. No estoy aquí para explicarme. La vida siempre me pareció una droga dura.

Juego al todo y me meto los dedos cuando quiero. Tú dirás si no soy de fuego.

Odio las multitudes, los altares y no tengo ni idea de a quien amo o si hay alguien a quien quiero.

Algunas veces me siento sin sentimientos pero luego me doy cuanta de que mi enfermedad se llama exceso de empatía y se me pasa.

Búscame escondida, que en la luz, soy la tímida esa que no dice nada. La que finge estar entretenida cuando le navega el sudor por la espalda y lo único que quiere es correr, escapar de no saber si sobra o quieren más.

Pensaría menos, pero hay personas que nacieron para girar.


viernes, 29 de mayo de 2015

Se baila, se gime, se atenta contra la calma.


Este nudo en el regazo parece gasolina, de esa que se pega, de la que no lleva ningún sitio.

Y este regazo se puede medir en noches...

Todas las palabras del mundo no me sirven. Puede que escribir me resulte fácil, pero no lo es definir lo que me pasa y no entiendo.
Puede que un viaje, una salida, un cometa en el cielo... que vive y muere, que galopa entre estrellas y roza los ojos del mundo.

La tarde es un carnaval de vaguedades. No es cierta la piel.

Vivo entre las grietas de mis labios secos y desnutridos, alterno en esta soledad a la que le han crecido gatos y las cosas invisibles me hacen cosquillas.

El jardín de chocolate entre las piernas y se atasca el grifo.

Puedes creerme poema, himno o arenga. Libertad para creerme el último lugar en la tierra o la loca densa que vive en una tela de araña.

Soportar la vida con una media sonrisa.

Años de escupir, de blasfemar atentamente e cada esquina. El pelo revuelto, la consciencia es un peine con las púas rotas. Cartón en el pecho, ya no me llega para metal... así que, venir a mi queridas balas.

viernes, 24 de abril de 2015

Cosas cojas y otros desastres.







Al horizonte le huelen los pies y el aliento a tabaco.
Se ve a la nada bailando en mi plato y los apuntes negros de la inexistencia que deseo. No me encierran las paredes, lo hago yo.

Impotente y mas rota que navío, no hay escalas entre las olas y el calor del mar me nombra en voces antiguas de sirenas. El pulso lento y sin embargo, la inquietud me define y me asquea.
Loa agujeros del destierro, la lucha que no para y ahora además tengo un carnet nuevo que me servirá de broma, para no pensar en lo triste que resulta un tanto por ciento.

Y mira por dónde de tu boca sólo quedan tres minutos de impaciencia y un beso robado a la chica tímida. La necedad de mi escaso presupuesto, ya no me llega para agujas y el hilo se lo comieron las ratas. Ando descosida .

Las ciudades sólo son los ojos que amé y no sé si es desarraigo o falta de fe, pero nunca aspiro a quedarme, porque siempre espero un viaje, porque para mi estar quieta, equivale a una muerte lenta.
Tengo espíritu de vagabundo, de carretera...no sé muy bien que historia podre contar sobre mi. Si la triste verdad o todo lo que quise ser y jamás conseguí.

La derrota se parece mucho a envejecer, no te mata una, te acaban de joder, todas esas pequeñas miserias que al final se comen el brillo en la piel y apagan los ojos. En las fotos no queda nada de ti y sólo eres la mueca que te tuerce la cara. Supongo que perder siempre es como la erosión, tarda mucho, pero al final te derruye, lagrimas que queman y desgastan.

Y la luz de esta mañana fría de abril, la insistente tos que  ha tomado mi pecho y lo mucho que hablo y lo poco que digo. Tampoco se me da bien, demostrar cariño. Mi ineptitud calza más número que yo y me va pisando los talones.

No me gusta explicarme. Sólo me sueltan las drogas y aún así, siempre tengo un yo pequeñito, tocándome los cojones. Mi cerebro me odia, ha tomado la decisión de dejar de hablarme, porque le vuelvo loco y está harto. O soy yo la que estoy harta y a veces me gusta tentar a la suerte, a la muerte y a la puta sensación de miedo constante.

Y vuelvo a fumar y a cantar con furia...
La espalda arqueada  y los labios jugando a emborronar con carmín este café que no lleva la cuenta.


miércoles, 15 de abril de 2015

Apuntes de nocturnidad.







"Os voy a hablar con la sabiduría que me da el fracaso..." Extremoduro.


Entre la fortuna, la muerte y los lugares que sostienen mis raíces.


Nubes negras que aún  respiran. Abro los ojos y recuerdo inconscientemente las luces de las madrugadas en las que volar era fácil. Nostalgia de tiempos con alma y humo compartido.


Estados de ánimo indefinidos, que gotean un poco, que mastican violencia a contrapelo.


Los días grises del verano que no llega... igual por eso tampoco llego yo.


Deshacerse. Común denominador que pregona mi hastío. Y es que la nada no descansa.
Hacer tratos con la risa es lo que hace a este desierto húmedo. Y menos mal que a veces alguien comprende y respira junto a tu cuello un "Sé de tú dolor" porque a menudo creo vivir al otro lado del espejo, en un teatro improvisado para contestar vaguedades cuando no sé que decir.
Extraña psicópata de las emociones. 
Tan brusca como tierna, tan cueva como mar.


Y aunque llovía, te vi sonreír y las farolas me invitaron a bailar.


Y me sube el color a la boca y mi hoyuelos vuelven a creer.
Y no me importa si dura poco.


Yo, soy yo y mis trozos, mis retales. 
Los lobos solitarios no somos de ninguna parte.
Las partes de mi que no encajan, los pliegues que cierran mal y la puta locura de nunca estar segura ni satisfecha.
La capital de mi cuerpo es mi cerebro, el resto son suburbios.


Sin dormir.
Y son siete las horas que me restan.
Ser de la noche me pega los ojos por la mañana.
Y la ilusión con sus burbujas.
Y yo que no cedo, que me dejo seducir, sorprender por mi inocencia.
No siempre fui gris, ni lloré tanto, aunque se intuía.
Para quebraderos de alma, no haber sido ni ser más lumbre, más luz. No ser noviembre ni velar de tus sonrisas.
Y ahora a cantar hasta que la ronquera me cante a mi.


El camino de vuelta siempre es más largo...


Sólo sol.
Diez mil excusas.
Y tiemblo tirada en el césped. 
Y me hablan y no respondo.
Demasiado atareada con mis habitantes, demasiado loca como para que me importe.
Ya pueden empezar a comerme las hormigas, no voy a moverme.


Puede ser que de fragilidad también se muera.
O que sea la fragilidad lo que nos mata.
Y mientras tanto, vuelvo a extender la mano. 
Vuelvo a encender otro cigarro...
que de nicotina no se muere, amor...
que es un invento del aire y del capitalismo.
Soñar con Lenin en la plaza roja
y besar a Guevara en la boca...
Que de revolución también hablan los polvos.
Que de orgasmos también se muere, corazón.


Las playas infinitas, los lugares que me duelen cuando estoy lejos.
El mar se queda con mis ojos cada vez que lo miro.


Darle la espalda al mundo, olvidar todos los salmos, las jaquecas de la mano torpe en la entrepierna...
No sé nada de vivir, sólo mastico los trozos de una nube y sabe agria y siempre llueve.
Muertas letanías del sexo, anuncios clasificados y tener que bajar a por mas vodka a las tres de la mañana porque me muero de sed.
Cambiar esta cansina manía de darme demasiado, por una patada en el culo a todas las pretensiones.
No me nombréis más en vuestros debates sobre la pertenencia de la piel o las acciones nulas que bebéis para anestesiar vuestra falta de hambre.
Pienso abrir la boca lo justo para despreciaros, voy a masturbarme salvajemente mientras suena el rey Cash y Hurt es mi grito de placer consumado.


Hambre de humo, de playas oscuras, de la lluvia en la boca y de te quieros huecos que ni siquiera llegan para un mal polvo.
Y la tristeza fumando en esta casa de putas que soy.
No hay como las cuchillas hirviendo en el baño, las costumbres, la escuela de las lagrimas.
Morir de esta acidez en el alma, de esta muerte súbita que se folla a mi suerte desde que vivo.
¿Y qué quieres hacer con tu vida, Sara? Y me río.
Tal vez suscribirme a las filas de los asesinos y juzgar al tiempo como Cioran dice.
Todas las tardes se me va la lumbre de la escalera y pienso en botellas llenas y mi cerebro vacío. Con ser insensible para no hacer una vez más de mi habitación un charco.
Vuelvo a darme asco y me vomito.

















domingo, 11 de enero de 2015

22/08/2003







 Desde que te conozco me he caricaturizado. He deformado mis virtudes hasta convertirlos en sucios defectos.
¿Por qué he de equivocarme siempre de boca? Has acabado conmigo. Ya no sé que soy y la mayor parte del tiempo ni siquiera sé lo que siento.Todas las más de las veces me doy asco. Ya puedes colgarte tu linda medalla, has ganado, has corrompido a un ser humano... ¡ Enhorabuena!

¡Maldito, maldito seas! Pero peor es lo mío, que me he desfigurado en tus manos. Sólo soy un títere. Toda la vida temiendo enamorarme... y cuando lo hago me derramo.
Y luego lo húmedo que eres, ese sexo ardiente que proclamas, que promueves. Paseándote alegremente entre mis sentimientos, dando patadas. Condenando al olvido todo aquello de mi que no quieres.. Tanto, tanto has vaciado mi nevera que sólo ha quedado de mi un conejo oscuro en la despensa olvidado hasta que vuelves para humedecerlo y seguir con tus alardes.

Todo lo demás que hay en mi lo desechaste. ¿Sabes? Todo eso de mi que no te interesa es lo mejor de mi. Nunca sabrás hasta que punto no me conoces.

Te crees que todo el mundo es como tú, auto suficiente, bárbaro y tan seguro de ti mismo. Lo siento, búscate una diosa fría que baile bajo luces de colores sin esconderse en lo oscuro. Te acercaste a la mujer equivocada. Sólo usas tu fuerza para hacerme sentir frágil y despreciable. 
¿Tienes sentimientos? Pues si es así, debe ser que la combinación es imposible. A mi tus sentimientos me son desconocidos, tú mismo eres un desconocido.

Te apoyas en que siempre estoy esperándote, en que siempre me encuentras donde quieres. Enganchada a ti. Sin filtros, sin redención.  Has asesinado mi auto estima. Ante mi falta total de confianza, todo me parece mejor y más fuerte. Me has traído la muerte ne un bandeja de plata. Sólo queda un espejismo, siempre esperándote. Siempre detrás de todo lo demás.

¿ Alguna vez he sido lo más importante para ti? Por encima de todo, de todos. NO. Pues perdona, tú para mi si.

Y si, soy débil, has traído con tu bestialidad a esa niña temblorosa, herida y hábilmente cruel, a veces. Araño tu estudiada presencia porque me estoy hundiendo. Pero si he de ser un mero boceto, me llevaré algo de ti, te joderé dónde más te duele. Sólo como recompensa a todo lo que has sacado de mi y que si sigo en ti, no voy a recuperar.

Y aún así te quiero. ¡Qué imbécil soy!
 El cuarto de hora se escapa y sigues sin aparecer... ¡qué miserable, qué miserable soy! Vendrás y volveré a abrirte la puerta , no soy capaz de cerrártela en las narices   y que vayas a meterla en tus otras putas, esas que como a mi, tienes para jugar, para dar lustre a tu ego... a tu comentada y repetida potencia sexual.   

Abrigos de tela rota en inviernos que me cortaran mil días más.