martes, 11 de marzo de 2014

Entre dos.



(Leer con Extremoduro de fondo lo mejora todo.)

 Un mano a mano entre @ y yo. Impares obra suya, los pares, míos.


Y la muerte vestida de seda y andando sobre tacones y besando con ojos carmín.

Y con el azul desvaído de la ropa en el suelo después de su cenit.

Arrancando sonrisas y provocando catástrofes con las manos limpias.

 Y luego beber el verbo de su boca caliente, tejiendo universos.

Aplicando el infinito a sus cortas vidas, haciéndoles creer que mereció la pena.

Enjaulando la duda, comiendo pasteles de azúcar ambiguo. Imágenes de costuras aún húmedas.

 Soñando con plumas coloreadas por la experiencia, telas de hojas rojas volando sobre sus cabezas.

 Y volando en tierra con las sonrisas llenas y el suelo crujiente tras el otoño.

 Corriendo sobre ríos sin agua, en busca de alimentos con los que nutrir su alma.

 Vomitando ácido tras ingerir pureza, más sol al norte de nunca.

 Espiando pecados ajenos para salvar vidas propias ya manchadas por la corrosión.

 Cobre destiñendo verde en las comisuras de lo imposible, un ladrido de menos a la estrella muerta.

 Óxido olvidado por las manos de la experiencia niños nacidos ya condenados.

 Amamantar yermos sueños mientras lloran hambre ante la decadencia.

 Criar guerreros destinados al fracaso,  caballos desbocados con sed de sangre.

 Y inútil cita de malla para pechos ciegos, lenguas de fuego pariendo soledad destinada a herida.

 Vendas cubriendo los ojos ciegos de ira, manos asestando heridas rotas.

 Inercia de combate hacia guerras sin meta, la umbría podredumbre del valor malgastado.

  Fuerzas extrañas, cercanas al malestar horizontes perdidos buscando ojos en los que vivir.

  Paraísos de gomaespuma y champagne de verde reflejo... huir al caos más  humano que la estructura.

 Hogares construidos sobre cementerios, hogueras sin llamas a las que quemar.

 Frío sin nombre entre las faldas de la propiedad fingida, andar de puntillas en platos de cuchillo.

Manos intentando robar lo que les pertenece, piernas dejandose abrir por la persuasión de bocas histéricas.

 Pactos de sexo negando historias al amor cada vez más  sólo. Gritos sin orgasmos ante mundos sin almas.

Balas sin pistolas a las que querer el campo se muere si no lo miras.

 Correr con las ganas de conseguir alguna flor entre los golpes del vacío.Amor de luna rota que acune.

  Noches que arropan los ejércitos desolados, bosques que encarnan espíritus malogrados.

 Para comer ingrato guiso de esperanza marchita, ramas tendidas de escarcha y ropa sucia.

 Cubos espetando llenar bañeras, arroz quemado de tanto andar, niñas gritando esperanza entre tantos locos.

Porque la niñez se rompió antes de tiempo y el arroz requemado les hizo muro en la inocencia.

Sus ojos maduraron antes que su cuerpo, madres antes de tiempo cambiando el futuro.

Y la tristeza que habrán de cambiar por enseñar a sus hijos nuevas palabras y caminos sin andar.

Enseñarles que los dioses murieron el día que la tierra se abrió al cielo.

Que lo único a seguir sea su hambre de volver a hacer justicia,buscar en las tripas del mundo un lugar que ganar.

Cargar las espadas de valor y volar hacia la libre victoria.

Y que no sólo haya sido un sueño.No hay banderas, no hay miedo...

Hay realidad que será vencida con lanzas y hechos profundos.

Cantando con furia nuestra pelea y sin hincar la rodilla al miedo.

 Haciéndole frente al frío invierno,  encarcelado los rayos del sol para no perder la cabeza.

 Abrirle las yemas a la primavera y nombrar los cuerpos que el calor destila.

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