domingo, 6 de julio de 2014

Noviembre en bragas.




Las tablas de nueve
rondando el pupitre
que palpita al fondo
de la vida.

Y alicatar techumbres
con corazones estrellados.

Que no quede sangre sin batir.
Ojalás de turno de noche
barriendo el polvo
con las agujas de tejer
colchones.

Para que se escribe nudo
y la pena es garabato..

Las oscuras muescas 
de la libertad cansada
y amor de estraperlo
mientras el mundo se vuelve cobarde
y damos gracias
por ser esclavos.

Somos cometas
en un día de rayos,
golpes de pecho hueros
por las avenidas angostas
de un lago de cisnes muertos
y alcohol destilado
en el estomago
de las derrotas.

Mar de nunca
por las medias rotas
de haber nacido.

Los pálpitos descompasados
del terror al holocausto
y las uñas secas de arañar
la puerta de Babilonia.

Y el mundo no llega
el autobús llega tarde
y el amor llora
hasta fumar cristales.

Un día de estos,
tal vez en noviembre...
castañas calientes y ceniza
y que nos quede al menos
algo de alquitrán
para pulir al viento
y hacer veneno
con lentejas.

Los nombres de los olvidados
escritos con tinta de neón
en algún baño oxidado.

Vagabundos siempre
de la ciudad prohibida.


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