lunes, 17 de junio de 2013

¿Y lo raro es...?


Me resulta casi intolerable mi propia extrañeza.


Los matices de los demás son muchas veces misterios indisolubles para mi. Y entonces pienso en lo rara que le debo parecer a los demás, no ya porque lo sea, sino porque están tan instalados en sus propias rarezas como lo estoy yo en las mías.
Por eso ya no me extraña tanto que lo que a mi me mata de dolor a otro pueda parecerle una niñería.

¿Qué es lo normal, lo correcto? Lo nuestro. Porque somos animales y como tales tratamos de imponer nuestra visión del mundo a los demás. Luego vienen los intentos de cambiar a quien decimos querer tal como es. Y así nos enamoramos de una idea. Una idea que nos hemos creado a base de imaginar lo que no vemos...de aquí al desengaño, un paso.

Y nos deshacemos en preguntas. Cuando no en explicaciones que no llevan a ninguna parte.
El truco está en no crearse expectativas a la altura de nuestros deseos sino de nuestra  realidad. Para perfección y imposibles, ya están los sueños, el cine, los libros...
No quiero decir que haya que conformarse. Lo que digo es que hay que aceptar a las personas tal y como son y si no hacen bien a tu vida, alejarte y seguir trayecto.

Decirlo es fácil. Hacerlo sé que no lo es tanto.
El cerebro va por libre y la química nos pone en extraños estados de alucinación. Vemos lo que creemos sentir y así muchas veces, me he encontrado tiempo después preguntándome porque estaba al lado de alguien que no era ni por asomo lo que yo creía. Todo el dolor fue sólo producto de un empacho de hormonas, que me nublaba la vista, pero aun así las heridas son reales y llevan sus respectivos galones bien brillantes en mi pecho.

Cuando echo la vista atrás, sin embargo, me doy cuenta que no me arrepiento de las cegueras pasajeras. Sólo de un error tan grande que aun hoy me pasa factura.
Por suerte aprendí rápido, que todos tenemos miserias, es cuestión de encontrar las que hagan puzzle con las nuestras.  Aún así, todavía a veces me doy cuenta que soy muchas veces intransigente con los demás porque lo soy al mismo tiempo conmigo misma.

En resumen, ojos abiertos y mirar de frente y sin filtros a las personas que metemos en nuestra vida. Ser claros y no dejar que los ensueños nos compliquen el camino.
El amor, la amistad... no son perfectos, menos aun cuando tratamos de cambiar algo que no  no podemos.  Enamórate de una persona, no de la idealización que hagas de ella.


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