martes, 11 de junio de 2013

Pespuntes.



Me siento atraída por la feminidad, la fragilidad....quizás porque yo soy rotunda, alta y fuerte.

Reconozco también que la vulgaridad me ofende, me repelen los pechos excesivamente grandes y los cuerpos de plástico.
También reparo en la burda iluminación, las mechas rubias estridentes y los escenarios tan poco cuidados. Los revolcones previsibles, las intenciones que se leen demasiado pronto...

Hoy he visto una película.

Las protagonistas son dos mujeres. Una de ellas, rubia,de grandes ojos azules y larga melena. La otra pelirroja, de piel blanca y curvas suaves.

Follan en una habitación de luz tenue, plagada de claroscuros.
Ella llega fiera y prácticamente le arranca el vestido (se intuyen claramente unos pechos pequeños y duros). Para, parece arrepentirse y se sienta en la cama. La más joven la rodea y se coloca detrás, le aparta el pelo y baja la cremallera del vestido. Besa suave el cuello blanco y tenso.

Dos cuerpos sobre la cama. Piel rozando piel, labios húmedos se comen con ansiedad, la cámara se acerca...y aunque el pubis no se llega a ver, los dedos adoptan un movimiento rítmico entre las piernas. Excitación deseo y clímax.
Me ha parecido una escena tan sexy, que he tenido que describirla.

El sexo puede ser duro, violento y debe ser salvaje, pero no por ello, artificial o exageradamente esperpéntico. Las pésima interpretación y la mala fotografía, no ayudan.

Sexo y pornografía, si, pero con algo de clase.



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